Por ser ave tan arisca y con grandes facultades de vista y oído, cazarla en terrenos descubiertos resulta difícil. Para no alertar al ave el cazador se aproxima camuflado detrás de una caballería o un carro, pero el método más deportivo es tirarle a largas distancias con rifles de pequeño calibre y gran rasante (222 Remington o 243 Winchester), provistos de una buena mira telescópica.
También se la ha cazado regularmente al ojeo, con los puestos bien disimulados en la llanura. El cazador debe ir equipado de una escopeta de tiro cerrado y con plomo grueso, habida cuenta de la corpulencia y el espesor de la pluma del animal.
Recordemos que en España, desde 1.980 su caza está prohibida, ya que es una especie protegida.
En Argentina existen cotos cerca del Río Negro donde se puede cazar esta pieza, aunque también en muchos lugares de Argentina también se la protege, ya que comienza a ser vulnerable.
Esperemos que la labor de intensa protección en España en las últimas décadas, pronto de paso a un aprovechamiento cinegético de esta esplendida pieza de caza en la llanura.
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